Mal Agudo de Montaña - M.A.M

El M.A.M. también conocido como “soroche”, “puna”, es el nombre dado a las reacciones fisiológicas del cuerpo humano como respuesta a su exposición a

El mal agudo de montaña (MAM)

El M.A.M. también conocido como “soroche”, “puna”, es el nombre dado a las reacciones fisiológicas del cuerpo humano como respuesta a su exposición a la baja presión de oxígeno que existe en altura. A medida que ascendemos, se produce una disminución progresiva de la presión atmosférica y también de la presión parcial de oxígeno en el aire que inspiramos.
Hay que tener presente: no hay menos cantidad de oxígeno en altitud que a nivel del mar. Lo que realmente varía es la presión atmosférica. Por lo tanto, no es la concentración del oxigeno sino la presión con la que éste nos llega a nivel de los alvéolos pulmonares, donde se produce el intercambio gaseoso con las células encargadas de captarlo, o glóbulos rojos. Los primeros síntomas pueden empezar a sentirse a partir de los 2.500-3.000 metros por encima del nivel del mar: cefalea, náuseas, vómitos, vértigo, mareo, insomnio, falta de apetito, etc.

Tecnicamente es la falta de adaptación del organismo a la hipoxia de la altitud. La gravedad del trastorno está en relación directa con la velocidad de ascenso y la altitud alcanzada. De manera inversa estos síntomas normalmente desaparecen al descender a cotas más bajas. Ocurre raramente a partir de los 2.400 metros de altitud, hasta la denominada "Zona de la muerte" a los 7.000 metros de altitud.
Mal agudo de Montaña
Suele aparecer a partir de las 6 o 10 h de exposición a la hipoxia y es más frecuente en menores de cincuenta años y en sujetos que residen habitualmente a menos de 900 m de altitud.
En cuanto a la hipoxia, un error muy común es pensar que la cantidad o concentración de oxígeno atmosférico disminuye con la altitud. En realidad la concentración de oxígeno siempre es la misma (aproximadamente 21%) independientemente de la altitud alcanzada, lo que disminuye es la denominada presión parcial de oxígeno y, con ello, su biodisponibilidad. Aunque se sabe que la hipoxia es la causante del MAM, el mecanismo exacto por el que ésta lo provoca todavía es desconocido.

Síntomas del MAM
  •     Mareos
  •     Cefalea (dolor de cabeza).
  •     Náuseas y vómitos.
  •     Anorexia (falta de apetito).
  •     Agotamiento físico.
  •     Trastornos del sueño. Que pueden ser bien somnolencia o insomnio. También pueden presentarse episodios de disnea súbita nocturna (despertarse bruscamente con sensación de ahogo) debidos a la denominada respiración de Cheyne-Stokes durante el sueño, esto es muy malo.

Las manifestaciones más graves (y potencialmente letales) del mal agudo de montaña son el Edema Pulmonar de Altitud y el Edema Cerebral de Altitud.

Diagnóstico del MAM. La escala del Lago Louise

A efectos prácticos (en la montaña, por encima de los 2500 msnm) la aparición de cualquiera de los síntomas anteriores que no puedan explicarse por otras razones debe considerarse como MAM y actuar en consecuencia: dejar de ascender y, si los síntomas no mejoran, bajar, perder altitud lo antes posible al menos hasta la cota donde no se presentaban síntomas.

El diagnóstico del MAM es clínico, esto es, basado en la apreciación "general" del estado del sujeto ya que no existe ningún síntoma que, por sí solo, identifique el MAM de forma inequívoca. Generalmente se recurre a tablas de síntomas, cada uno de ellos con distinta puntuación. Si la suma total de los puntos obtenidos supera determinado umbral se considera criterio diagnóstico de MAM, así como la gravedad de éste.

De entre todas estas tablas la más utilizado es la denominada escala del Lago Louise, que se divide en un cuestionario de autoevaluación (subjetivo) y una valoración clínica (objetiva). Tanto en el cuestionario como en la valoración clínica, el término "grave" normalmente significa "incapacitante".

Prevención del MAM. Aclimatación

El estado de forma o la preparación física, por excelentes que estos sean, no previenen el MAM en absoluto. Este puede producirse a cotas de tan solo 2.500 m de altitud y se sabe que la susceptibilidad a padecerlo es inversamente proporcional a la edad del sujeto, probablemente debido a la madurez del sistema nervioso. Tampoco se recomienda el empleo de fármacos para prevenir el MAM, sino adaptarse progresivamente a la hipoxia de altitud mediante un proceso denominado aclimatación.

Es muy importante tener en cuenta que, a pesar de seguir escrupulosamente un calendario de aclimatación, el MAM puede presentarse en cualquier momento. También es muy importante mantenerse perfectamente hidratado (beber al menos 4 o 5 litros de líquido diarios) y una dieta variada rica en hidratos de carbono.



Bibliografía
- Baillie and A Simpson. . Apex (Altitude Physiology Expeditions).
- Mal de altura. Prevención y tratamiento. Javier Botella de Maglia. Ediciones Desnivel.
 

autor: Argentina Extrema Team

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