Cabalgata hacia la Ciudad Perdida - Cordillera de los Andes

Vos, tu caballo y la inmensidad de la Cordillera.

Vos, tu caballo y la inmensidad de la Cordillera

En la cartelera de los anhelos más preciados por los amantes de la naturaleza y la aventura siempre existe una imagen protagónica de uno mismo atravesando la imponente Cordillera de los Andes.

Los que no se observan haciéndolo sobre una bicicleta de montaña o a pie, con el cansancio a cuestas de acarrear con una mochila pesada, lo hacen arriba de un mágico caballo, rememorando y contagiándose de la heroica expedición del General San Martin y sus ejércitos.

El límite entre Argentina y Chile, a la altura del sur de la provincia de Mendoza, posee a nivel geográfico una cordillera más baja y menos expuesta que la del centro-norte. En ella la altura no se hace sentir, la vegetación aún florece y las aguas de arroyos y ríos son cristalinas ya que no provienen principalmente de fuentes glaciares en retroceso. Aquí las tormentas no alcanzan a ser extremas y las temperaturas tienden a ser más elevadas, también debido a las cotas más bajas.

Dentro de los numerosos itinerarios a caballo que se realizan en la zona de la confluencia de los Ríos Chico y Grande, más precisamente en los alrededores de la pequeña localidad de Las Loicas, en el corazón de la cordillera del sur mendocino, la cabalgata a la Ciudad Perdida se ha transformado en un clásico que conjuga grandes paisajes con una duración y dificultad acotada para principiantes y jinetes de nivel medio. 

El programa comprende cuatro jornadas y tres noches. Se sale en un transporte privado desde la ciudad de Malargue y se regresa a la misma. El primer día se cabalgan solamente dos horas como para ir entrando en clima y en los campamentos se tiene la posibilidad de pernoctar dentro de una carpa o mismo al sereno, vivaqueando como comúnmente se denomina a la actividad de dormir bajo las estrellas. En cuanto al mundo culinario la variedad es importante, desde pastas y sabrosos guisos hasta chivo o cordero al asador maquillado y elaborado por los mismos baqueanos. El buen vino mendocino tampoco se hace notar en las cenas y en los fogones que decoran las noches inolvidables. 

 

La Ciudad Perdida lleva el nombre de uno de los pasajes del recorrido, donde se conjugan las arenas volcánicas del extinto volcán El Descabezado con fantasmagóricas geoformas que resplandecen en la imaginación para cristalizarse en viejas construcciones de un asentamiento tal vez legendario. El entusiasmo, la tan deseada vida al verosímil aire libre, la conexión inexplicable generada con el animal y la dosis insalvable de sensaciones intensas en la mismísima aventura de un lugar paradisíaco, hacen de esta experiencia una obra maestra para recomendar; no para ir a ver, sino para ir a vivir.

 

 

autor: Leandro Scheurle

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